¿Cuántas veces hemos escuchado esa frase? Ya sea en libros, artículos o de la gente que nos rodea; y aun así muchas veces no le encontramos sentido.
Pero esta pequeña frase tiene tanto sentido; cuántas veces nos sentimos tristes o perdidos y no podemos ver el porqué de esa situación, evaluamos cada detalle de lo que nos esta pasando día con día y no llegamos a ninguna conclusión que nos satisfaga para poner solución. Lo que no percibimos es que todo ese sentimiento es producido por pensamientos negativos que nos persiguen; pensamientos que ya están tan acoplados a nosotros que no los logramos distinguir, simplemente por las mañana al abrir los ojos muchas veces lo que pasa por nuestra mente es “otro día lleno de monotonía”.
El cambiar esto no es de un día para otro, ya que estamos tan acostumbrados a lo negativo que nos rodea, que ya no logramos diferenciarlo; pero todo es posible, es cuestión de perseverancia y paciencia. Podemos empezar por revisar algunos de nuestros pensamientos negativos y tratar de transfórmalos en algo positivo, volviendo al ejemplo anterior de “otro día lleno de monotonía” se puede transformar por “hoy hare que mi día sea especial”; hay que recordar que nosotros somos los responsables de nuestros pensamientos por consecuencia de nuestros actos. Después podemos pasar a explorar todas las cosas positivas que tenemos en nosotros mismos, como actitudes, habilidades, sentimientos, etc. e ir haciéndonos conscientes de todo lo bueno que hay en nosotros, eso hará que poco a poco se vaya sintiendo el cambio.
Recordemos que las cosas empiezan de una idea, por lo tanto debemos prestar a tención a nuestros pensamientos para encaminarlos al triunfo.